jueves, 30 de septiembre de 2021

La frazada Lustradora


Cuando teníamos pocos meses de haber ingresado al colegio, siempre nos pasaban revista de cuadra, cama y ropero. El teniente de compañía era el encargado de la revisión, él daba su veredicto, todo debía estar impecable. Para no tener problemas, y dejar el piso de la cuadra como un “espejo” se empleaba a un voluntario para ser llevado dentro de una frazada y ser arrastrado por todo el piso de la cuadra. Había un cadete pequeñito muy parlanchín apellidado Villalba Saldaña “feto”, que casi siempre era quien se prestaba para hacer el lustrado. Todo el personal de la cuadra tomaba parte, el cadete Villalba era llevado de arriba para abajo, al final de aquella “faena” siempre acaba “apanado” y nunca supo que la frazada que se usaba era suya.

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