lunes, 27 de septiembre de 2021

El calzoncillo prestado



Era 3er año en una de las cuadras del pabellón Duilio Poggi, una tarde cualquiera después del almuerzo, descansando en la cuadra, aproveché para hacer una pequeña siesta antes del llamado del Sub-Oficial Uchuypoma para las clases Pre-militar. De pronto, entra de forma rauda el cadete que pertenecía a "la manchita" de la 9na sección a la cuadra, abre su ropero y coloca su uniforme de salida encima de su cama, alguien de la sección le pregunta que estaba haciendo y él le responde que tiene permiso de salida para regresar de noche. Cualquier cadete podría pedir una salida extraordinaria por cumpleaños o por otro motivo y que el Sub-oficial a cargo daba el visto bueno y el permiso a través de una papeleta que debía entregarse en la guardia que era sellado y firmado por el oficial de guardia.

El cadete con prisa agarró su toalla, calzó sus sandalias y salió corriendo a los malacates para tomar el baño respectivo. Al regreso abre su ropero y comienza a buscar sus prendas interiores en este caso, su calzoncillo. Escucho un murmullo que quiebra mi siesta y escucho decir al cadete: "tamare estoy sin calzoncillo", yo estaba hechado en mi cama en el camarote de enfrente mirando su reacción. Los componentes de la manchita se juntan a él y comienzan a tratar de solucionar el problema. Miran a todos lados y preguntan si alguien tiene un calzoncillo que puedan prestar al cadete nadie responde... Me llaman y preguntan de voz baja: Paredes tienes algún calzoncillo que le puedas prestar? Y yo sin dudar les respondo que sí. La cara del cadete de angustia pasó al de felicidad. Les digo que solo es abrir mi ropero y buscarlo. Se lo entrego y le digo: "no te olvides de devolvérmelo limpio y planchado el próximo fin de semana"... ya han pasado 38 años hasta el día de hoy estoy esperando la devolución de mi calzoncillo. 

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